Algunas aficiones se convierten en una terapia: dibujar, modelar, tocar música, jugar ajedrez o tejer. Esta terapia ayuda a mejorar la memoria de los pacientes, expresarse, comunicarse o seguir una vida completa. Y esto es una parte necesaria de la farmacoterapia.

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Las investigaciones de cómo dibujan los pacientes ayudaron a elaborar una serie de pruebas para diagnosticar la etapa inicial de las enfermedades Alzheimer y Parkinson.